El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

06 mayo 2015

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Mi identidad

“¿Quién soy?” Es una pregunta que nos hacemos, espero, en varios momentos de la vida.  La búsqueda de una respuesta y la respuesta en sí, se refiere a momentos personales, reflexiones a solas, incluso, puede llegar a ser una búsqueda de tipo espiritual. 

Por cada vez que tuve la necesidad de tener claro quién soy,  había una la respuesta que se refería a mi percepción, a mi conclusión después de analizar mi aportación al mundo, mi esencia, aquello que me hace única. He sabido quién soy al tener claro el motor que me muevo.

Hablo de que me he planteado esa pregunta más de una vez y que la respuesta no siempre es igual.  Quizá mi esencia resulte siempre la misma, pero aquello que aporto al mundo ha ido cambiado conforme descubro algún nuevo don.  Incluso, mi vida espiritual ha tenido variaciones a partir de experiencias en las que perdí paz  y que me llevaron a buscar respuestas que me ayudaran a recuperarla.

Hacernos esa pregunta es una práctica sumamente sana, casi una responsabilidad.  Un trabajo de instrospección, que debería de ser obligatorio  de toda persona.  Creo que es peligroso andar por la vida sin hacer “altos” , y esperar a ser adulto mayor o tener una enfermedad para evaluar lo que he aportado al mundo.

La reflexión que hoy me ataca es ver cómo me ha afectado (positiva o negativamente) mi desdoblamiento social producido por mi presencia en el mundo virtual.  Ahí aporto, ahí tengo experiencias, ahí me relaciono con los míos y con gente que en mi vida he visto pero que hemos estado cerca por FB si somos familia o por Twitter o Instagram si tenemos algún interés es común.

Incluso, antes de que aparecieran  HI5, Facebook, Twitter, Instagram, Youtube, aparecí escribiendo de mi vida en este blog personal, y en el de Vivir con Dolor, que nacieron alrededor del 2005 para enterar a mi familia y amigos de lo que pasaba conmigo porque no vivía cerca de la mayoría.  Nacieron por eso, sin embargo, son lugares abiertos a donde cualquiera tiene acceso. De hecho, el blog de Vivir con Dolor en gran medida, se ha mantenido por petición de gente que jamás he visto, pero que está pendiente de lo que escribo.  Gente que vive con dolor y  a los que mis escritos, según me dicen, les ha servido para mostrar a otros lo que viven ellos pero que no han podido ponerlo tan claro como les parece que lo hago yo.

Así que mi análisis de ¿Quén soy? Incluye nuevas reflexiones, aunque las preguntas siguen siendo las mismas.  En esas reflexiones encuentro tobaganes por los que es fácil perderse.

Responder a lo que somos conforme a lo que los demás saben de mi o conforme a lo que los demás aprueban de mi, no ha sido buena idea jamás.  Temo, que gracias a nuestra vida en las redes sociales, se caiga con mayor frecuencia en ese error que siempre ha existido.

No hago una crítica a las redes sociales, de las cuales he sido feliz usuaria y las cuales defiendo como herramientas para hacer la vida más fácil y más cercana a los lejanos.

En las redes sociales, como toda herramienta, el que las usa es el responsable del resultado. Puedes usar un martillo para poner un clavo en la pared y colgar de él un cuadro que te regaló una amiga, o como puedes usarlo para romper las macetas del vecino  o para colgar tu ropa interior cerca de la ventana. La culpa o gracia, jamás será del martillo.

Al ser un asunto social, tal vez tiene que ver con el buen gusto. Un buen gusto determinado, y muy limitado, por lo que yo he vivido y lo que es socialmente aprobado en mi sociedad cercana. Considerar que FB suple a la cenita con amigas, o a asistir a una reunión familiar, es un error.  Igual que es el confundir los “likes” con cariño o reconocimiento profesional, tanto si los das, como si los recibes. Eso es lo preocupante, medir, por ejemplo, mi autoestima por número de amigos FB, seguidores de Twitter, lectores de mi blog o por la veces que me dicen hermosa en Instagram, es tan fácil. Es estúpidamente fácil.

Sin limitarlo a las redes sociales, la forma en que yo genero la dopamina, la hormona de la satisfacción, no me define como persona.  Si acaso, eso está relacionado con mis necesidades sociales en un marco de valores que yo mismo pongo.  Si mi estilo de adquirir dopamina, o siendo menos técnica, si busco sentirme bien por el reconocimiento laboral que recibo,  por la atención que me prestan los demás o por la cantidad de veces que me dicen bonita, lo reflejaré en mi actuar tanto virtual como no virtual. 

Vuelvo a mi punto, hoy y siempre ha sido bueno hacer un alto para preguntarme ¿Quién soy? y buscar la respuesta en el análisis indicado, en el ámbito siempre personal.

Conste en actas, que la ausencia de likes o comentarios a este post, no me harán sentir menos querida. Si acaso, sus comentarios podrán complementar mi punto de vista o corregir mi estilo de escritura. que por cierto tiene varios meses entelarañado.  

30 noviembre 2014

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Más de 100 libros

En 9 meses leí 100 libros. A raíz de que lo comenté en Facebook, algunos amigos me pidieron la lista de esos libros. Leer esa cantidad de libros mientras soy económicamente activa sólo fue posible a que en esos meses tuve tres momentos en los que estuve recuperando mi salud y a que, muy importante, compré mi primer Kindle (lector electrónico).

Mis lecturas favoritas, en su mayoría, las componen las novelas históricas. Sin embargo, este año hubo una importante variación.  En uno de los momentos en el que me recuperaba de la cirugía en la que me extirparon la vesícula, hubo algunas complicaciones lo que hizo que la recuperación fuera especialmente difícil. En esos días, era importante pasar las horas en vela lo más distraída posible, sin necesidad alguna de retener o comprender nada.  Lo que funcionó en esos términos, fueron las novelas románticas. Incluso, cuando encontré un autor que lograba hacerme pasar ligero el rato, compré varios libros de él, para no errarle.

9 meses y 7 días ***
Amor a Primera Cita ***
El Guardián ***
El Diablo en Invierno ***
Escándalo en Primavera ***
La Cueva de Cristal ***
La Dama y el Lobo ****
La Prima Aurora *****
La Villa de Sofía ****
Lujanes (I, II, III y IV) ***
Secretos de una Noche de Verano ***
Una Noche Mágica ***

Un tema que se ve en mi librero y mi kindle ha sido la "Cultura Judía". Empezó como curiosidad hace años y conforme me entero y comprendo más, más interés tengo. La novela histórica me ayudan a ubicar el elemento que luego voy a buscar con bibliografía de referencia.

28 Días ****
75 Fotografías Antiguas del Ghetto de Varsovia ***
El Emblema del Traidor ****
El Ghetto de las Ocho Puertas ***
Éxodo *****
Los Judíos y las Palabras ****
Mila 18 ***
Si esto hemos sido: Investigación y Análisis de los Sobrevivientes del Holocaustro, en Primera Persona ***
Stasiland: Historias tras el Muro de Berlín ***
Falsos Dioses ***

Algo parecido sucedió este año con el tema de las guerras entre Roma y Cartago. Me apasionó la historia de Aníbal y los Escipiones, así que de un primer libro, acabé leyendo cinco con ese tema.

Aníbal. La Patrulla ****
El León de Cartago ****
Africanus. El Hijo del Cónsul ****
La Traición de Roma ****
Las Legiones Malditas ****

Así que aquí está la lista. Califiqué con estrellas cada libro. Y que conste que las estrellas las otorgo por el impacto que tuvieron los libros en mi y no por términos de crítica literaria, materia en la que soy neófita completamente. Una estrella, es un libro malísimo y cinco, mis favoritos.

Cuando aparece un número entre paréntesis después del título de un libro, es porque hay tantos libros que componen la colección.

Aquí está pues, lo prometido es deuda aunque me haya tardado en saldarla.

Amanecer Negro ¿Cuánto Puede Aguantar un Pueblo? ***
Antología de Jarchas ***
Aquí y Ahora ***
Arena Dos ***
Arena Uno ***
Ashia, la Niña Somalí  **
Breve Historia de la Segunda Guerra Mundial *****
Buscando a Óscar **
Canción de Hielo y Fuego / Juego de Tronos (I, II, III, IV, V) ******
Catalina la Grande, El Poder de la Lujuria ***
Chez Alí ****
Cielos de Ira ***
Ciudad Violenta *
Del Tibet a los Andes: El Encuentro de Dos Culturas ***
Dieta Alcalina (4) ***
El Abogado del Narco ***
El Alimento y la Vestimenta en el Islam **
El Amor Huele a Café ****
El Asesinato de Pitágoras *****
El Círculo ***
El Diario de Kresthauser ***
El Maestro Relojero *****
El Manuscrito de Avicena ****
El Mundo de Lulz **
El Sueño de la Princesa ***
Enterrados ****
Espinas de Papel ****
Fábulas Mitológicas ****
Helena de Troya ****
Irene ***
La Abadesa ****
La Alejandría Olvidad: Cuando el Pasado explica el Presente ***
La Búsqueda ***
La Esposa ***
La Herencia de Jerusalén ***
La Herencia de los Saalberg ***
La Hija del Sepulturero ****
La Máscara de la Muerte Roja ***
La Mitología Contada a los Niños e Historia de los Grandes Hombres de la Grecia ***
La Primera Corona ***
La Solterona ****
La Última Jugada **
La Vértebra de Dios ***
Libertad Enjaulada *****
Llanto en La Alhambra ****
Los Robles del Atardecer ***
Los Secretos de Nueva York  ***
Los Señores del Narco **
Primaveras, Terremotos y Crisis ***
Sal de Mis Sueños ***
Secuestro y Reconciliación **
Sudd ****
Susurros de la Verdad ***
Thich Nhat Hanh. La Paz está en tu Interior ****
Tiempos Borregos ***
Trilogía de Aléxandros *****
Trilogía Flores Silvestres de Wyoming ****
Umbra ***
Viaje al Corazón del Hambre: Emergencia Humanitaria en el Cuerno de África ****

04 noviembre 2014

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La cuenta de los cuarenta

Cuarenta años de intentar ser lo que soñaba llegar a ser. Cuarenta años para acabar siendo lo que no me imaginaba que sería.  Cuarenta años de replantear sueños, incluyendo algunos años en los que no hubo tales.  Cuarenta años que no imaginaba sumar, así que lo que más siento hoy es sorpresa.
Cuando tenía 12 años, creía que al cumplir 25, sería toda una doña. Bendito Dios, no pensé en qué etiqueta me adjudicaría al juntar cuatro décadas.
Hace justo 10 años escribí una biografía para participar en un concurso de escritura, 10 años después  es mucho lo que ha cambiado mi historia, no de la última década, sino de toda la vida vivida.
En ese entonces, empezaba a caminar veredas inciertas respecto a mi salud, me dominaba la incertidumbre. Por lo mismo, experimentaba lo que era no trabajar después de más de 10 años de hacerlo diariamente y no estaba segura de como sentirme al respecto.  Descubría la amistad circunstancial, aún sin comprenderla y por lo tanto estaba resentida al respecto.
También vivía una estructura familiar distinta. Mi papá y el abuelo Logios vivían, y con ellos, vivía la posibilidad de abrazarlos. Vivía aún más lejos de mis amigos de siempre, de mi familia, sin embargo, se acercaban más que nunca a mi alma.  En ese entonces mis hermanas se volvieron mis muletas, por no decir mi carrito eléctrico. 
Hace 10 años todavía estaba por venir el más grande amor y las más tristes despedidas. Largas jornadas de descanso y enteras ciudades por descubrir.  Empezaba a ser lo que hoy en parte soy y me desprendía de la imagen que tenía de mi misma.  Incluso, enseñaba a otros el camino para despedirse de esa imagen. Encontré aceptación en la frase “acostúmbrate a vivir así”,  frase que antes me provocaban escalofríos. Me reencontré con grandes cariños y descubrí un mundo de otros nuevos. Inicié un continuo de “primera vez que”.  Y aprendí como en ninguna década había aprendido.
Los cumpleaños son un buen pretexto para cerrar y para iniciar.  Cerrando para sacar saldos, en este caso positivo por mucho.  Es más el amor vivido que el desamor experimentado.  Son más las sonrisas que las lágrimas. Han sido más los momentos de paz que los de angustia. Suman más las páginas leídas que los pañuelos desechables usados.
Más la gente que se ha acercado a mi corazón y que los que de él se han alejado.  Los minutos de meditación rebasan aquellos llenos de temor.  Son más los días buenos que los días no tan buenos. Sumas distintas a las aprendidas en las matemáticas, porque la existencia de un factor de características negativas,  resulta en que el factor positivo se multiplique por mucho en su valor mismo. Vaya, se aprecia más lo disfrutable a raíz de haber vivido lo dolido.
Cada cumpleaños es un buen alto para agradecer.  Lo primero que agradezco en este, es el haber agradecido con intensidad en los últimos tiempos. Por supuesto agradezco que sea una edad emblemática. Mira que haber llegado a tal nivel de adultez que ya un “señorita” luce fuera de lugar. 
Los sobrinos e hijos empiezan a tener la edad con la que nosotros juramos que seguimos al vernos en el espejo.  Menuda incongruencia.  Las parejas celebran décadas de unión o segundas nupcias.  Cualquier embarazo es un milagro y ninguno implica el desprestigio de nadie. Las cirugías se mezclan entre cambio de refacciones y ajustes de chasis a voluntad. Un viaje entre amigas implica que cada una llevará su botiquín personal en lugar de su selección particular de bebidas. Los cuarenta es una edad en la que hemos aprendido a reírnos de nosotros mismos, afortunadamente. 
Cumplir cuarenta, todo un acontecimiento.  Un número lleno de significados, una edad que nada ni nadie le arrebata mérito alguno. Tengo marejadas de agradecimiento a cada persona que ha caminado junto a mi en algún minuto de éstos tantos años.  Sobre todo, doy gracias a mi Padre y un merecido reconocimiento a mis papás y a los suyos por haber hecho posible que yo experimente esto que le llamamos vida. 

30 septiembre 2014

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Lágrimas al vestirme


A la distancia los hechos cobran sentido, el tiempo ordena sentimientos, las prioridades se reubican y, con suerte, las penas toman su justa dimensión.

Tengo mis momentos de claridad extrema, cuando suelo tenerlos, durante cuatro momentos bien identificados.  Cuando me baño, lo que hace sumamente difícil el que anote algo.  Cuando manejo, durante la madrugada y mientras me lavo los dientes.

Fue hoy en la mañana, durante la última actividad que menciono, que tuve un flash back justo ahí, frente a mí, en el espejo del baño.  Así, como dicen que pasa a quien está muriendo, así vi pasar imágenes, olores, sonidos, sensaciones.  No de toda mi vida, sólo del último año y medio.

Cuando era chica, mi nana me regañaba porque lloraba mientras me vestía para ir al colegio.  Cuando crecí y seguía yo lagrimeando por las mañanas, atribuí que esas lágrimas tenían un origen biológico más que de pánico escolar.

Se me juntó el lagrimeo normal matutino con una avalancha de lágrimas y emociones.  Sentí que me ahogaba, que no pararía jamás ese torrente de llanto que sabrá Dios el origen que tendría.  Pero no, no me ahogué. Más bien, fue como caer a un río, recorrer varios metros a expensas de su corriente hasta toparme con una piedra grande sólida que no sólo me detuvo en esa inesperada travesía, sino que me ayudó a salir del río.

Así se detuvo ese llanto y así de aliviada me sentí al final. No porque hubiera terminado el abundante lagrimeo matutino, sino porque aquello que recordé haber sentido, deseado, pensado, lamentado, todo, ha quedado atrás y yo estoy a buen resguardo.

Ya me sentía bendecida por sobrevivir a aquello, sin embargo nunca había hecho consiente lo sucedido.  Simplemente me dediqué, uno y otro día, a sobrevivir.  Si hoy vinieron esos momentos a visitarme es porque lo pasado pasado ya es.

Lo que sea que suceda en adelante, no será ya consecuencia de lo recientemente vivido. Que sea de lo aprendido, por favor.

Al llegar al trabajo pedí un abrazo y me dieron uno con mucho cariño.  Es todo lo que necesitaba para asentarme en mi piedra presente.  No, en mi tierra firme.