El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

28 septiembre 2010

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The nightmares

Wikipedia define una pesadilla así:

A nightmare is a dream that can cause a strong negative emotional response from the sleeper, typically fear and/or horror. The dream may contain situations of danger, discomfort, psychological or physical terror. Sufferers usually awaken in a state of distress and may be unable to return to sleep for a prolonged period of time.

Eso, ni una palabra más, ni una palabra menos, me sucedió en mi segunda etapa de sueño, hoy por la madrugada. Me arriesgo a que mis lectores psicólogos me ofrezcan ayuda o me canalicen con un especialista después de que les relate lo soñado.

Contar un sueño, no es como contar una historia. No hay secuencia lógica de eventos, no hay tiempos, las personas lucen distintas y pueden representar a diferentes seres según el momento del sueño. Sabiendo ésto, relájate y disfruta leyendo.

En una habitación con mucho adorno, olanes por doquier y telas a juego, estábamos la Joaca y yo. Era de noche, nos despedíamos de alguien que nos daba las buenas noches y cerraba la puerta. Ya con la luz apagada, las dos gritamos al ver un ser, así, no persona, sino literalmente un ser de horrible aspecto, delgadísimo, con la cara acartonada. Después de nuestro grito de terror, y la ausencia de nadie que llegara a rescatarnos, ambas lo pulverizamos a palos o almohadazos... no lo tengo claro.

Hasta ahí se cubren los requisitos para asegurar que tuve pesadillas la noche pasada. Pero aún había más. En la casa de mis abuelos, donde fue alguna vez panadería, estábamos mis hermanas y yo en grata convivencia cuando de pronto empezábamos a discutir, a hacernos reclamos de la infancia, del proceso de crecimiento... de por qué había yo hecho o dicho algo en el pasado y cuánto las había lastimado. La escena se cierra en donde yo huyo y nunca respondo, nunca ofrezco disculpas, ni doy explicación alguna. Bien, no es un sueño que me provoque terror, pero si me dejó dolor, tristeza y miedo.

No contentas con este par de sueños, mis ondas cerebrales, súper hight, me dieron un regalito más.

No hay muchos detalles de la última escena, lo que si tengo claro es que hacía mucho que no soñaba sobre dificultades en una relación. Yo era la que soy, y llegaban reclamos, nuevamente por cosas que pasaron hace mucho tiempo.

Sonó el despertador y yo quería seguir durmiendo pero descansando de verdad. Me desperté angustiada, con culpas, con la imagen clara del ser ese, con la pregunta encima de hasta cuándo el inconciente dejará fluir cosas que el conciente ya les dió NEXT.

Pero hoy es un día en que no puedo seguir durmiendo, así que me levanté y arrastré la cobija durante la mañana, con el alma marchita por las cosas que una maquinaria compleja interna de mi misma, crea para revelarme o jugar con mi mente a su antojo.

Como atenuante debo decir que atribuyo, en gran medida, el hecho de que cené medio becerro ayer. Salí a cenar con unas amigas a un restaurant argentino. Y como no había comido, me excedí pidiendo un corte de deliciosa carne que terminé cumplidamente.

Lo disfruté muchísimo, amo la carne. Pero al dar el último bocado, mi cuerpo decía que aquello había sido demasiado... Mi inconciente no tardaría, más que unas tres horas más, en sumarse a dicha observación.

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