Vuelo por la paz

Casi empezaba su investigación, sabía que habría que aventurarse no en uno, sino en varios viajes al Medio Oriente. Para hablar de las políticas antiterroristas del mundo occidental, había que ir a conocer, a fondo, a los grupos que recurren al terrorismo. Hammas en Palestina, Hezbolá en el Líbano, los grupos de Irán… todos tenían algo que decir, todos habrían que explicar su postura y sus ideales.

Desde un inicio, le habrían advertido lo peligroso que sería y se hizo a la idea. Pensó que bien valdría la pena arriesgarse. Quizá pensó en su propia muerte, pero nunca imaginó que serían sus amigos los que murieran. Imaginó algún secuestro, una emboscada o incluso metralla perdida.

Pero la verdad fue otra. Su intento de llegar a Israel se truncó drásticamente y después no lo volvió a intentar. Iría a otros paises, pero hacia allá, jamás lo volvería a intentar. En una investigación tan difícil, tan peligrosa, tan excitante, no previó que el taxista pudiera dormirse al volante.

El coche dio volteretas y acabó en el fondo de un precipicio. El conductor y dos amigos fallecieron. El y una amiga, sobrevivieron con lesiones graves. Tuvo que pasar diez semanas en Egipto, lejos de su familia, herido, de hecho, las primeras semanas sin poder caminar.

Cuatro años después, está a unos meses de terminar su investigación. Alguna vez, tuvo que viajar encapuchado para poderse encontrar con miembros de algún grupo extremista. Aprendió que la disputa entre sunitas y chiítas se remonta a los tiempos en que acababa de morir el profeta Mahoma. Logró ver lo que nosotros no alcanzamos a ver… que en Irak, se trata de que EU aleje el petróleo de China. Leyó y concluyó miles de cosas.

En un par de meses, cuando publique su tesis yo quisiera leerla. Un vuelo de Londres a Shannon fue el margen para que disfrutara de una conversación que tenía pendiente en la vida. Platicar con alguien que supiera sobre éstos asuntos, que me explicara cientos de dudas que me nacieron cuando leí el libro del Islamismo, el del Judaísmo, las novelas históricas que tienen lugar en la zona, el reporte final de la corte sobre los atentados del 11M en Madrid…. Miles de letras que me apasionaron, pero que me habían dejado queriendo saber más, mucho más.

Frasier es canadiense, su papá es escocés y su mamá es irlandesa, por eso tiene tres pasaportes. Su novia es mexicana. Gabriela de Guadalajara. Mientras esperábamos abordar el avión que nos traería de vuelta de Londres, seguramente me escuchó hablar y me preguntó ¿de donde eres? Así, en español. Lo demás fue plática y plática hasta que en el aeropuerto de Shannon nos despedimos. La mayor parte fue en inglés y cachitos es español.

Yo digo que Gabriela se case con él, se queden a vivir en Limerick y armemos un grupo de amigos, comamos comida mexicana, bailemos y ¡por supuesto! sigamos con esta conversación que me tiene aún maravillada, no porque el sea investigador, sino porque no me había tocado platicar con alguien que también se preguntara que hay detrás del terrorismo y qué le podemos poner enfrente para frenarlo.

Tal vez tienes razón Fraiser, se trata de desear con todo el corazón la paz. Si, digo yo, pero también, se trata de dejar atrás la ignorancia e indiferencia con la que, de pronto, se anda en la vida.

A punto de publicar este post… me entero del intercambio que hicieron Hezbolá y el gobierno israelí. Uno recibe cinco presos y doscientos cuerpos y, el otro, los cuerpos de los dos soldados secuestrados hace dos años, hecho por el que empezó la última racha de hostilidades de la zona. Hasta hace poco Hezbolá informaba que los secuestrados ya estaban muertos, ahora, pudieron recibir judía sepultura. ¿El intercambio será una muestra de querer alcanzar la paz?

Dios quiera. Alláh quiera. Yahvéh quiera. O sea, el Único así lo quiera.