El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

14 octubre 2006

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Secretos de fábrica

Si hay derechos de autor, debe haber más derechos para quienes escribimos. El punto es, ¿tengo derecho a guardar con recelo mis escritos? O ¿debo ser transparente para que mi gente no tema que le oculto cosas?. La respuesta es si. Si a todo. Si tengo derecho y, muy importante, tengo mis razones. Y si, si oculto cosas, como todo el mundo, solo que yo sé que las oculto y no las arrumbo en el subconsciente como muchos lo hacen (Creo!!)

Los pensamientos son ideas. Algunas pasan y llaman la atención en el momento, pero se van pronto sin dejar rastro. Otras se quedan y duran un rato dando vueltas en mi cabeza. Otras, vienen, se quedan y se transforman en creaciones. Y, aquellas que vienen, llaman mi atención, dan vueltas, aprendo algo y se materializan provocando una evolución en mí.

Casi siempre, lo que publico está en la última o penúltima categoría. De las otras dos, escribo y mucho. Pero al no tener la sustancia necesaria, para yo defender y creer en dicha idea, son etéreas. Intento escribir de ellas para facilitar el proceso de consolidarlas o desecharlas.

Por ejemplo. Un día, hace más de un año, escribí en tono altisonante y llena de indignación por algo que vi en León. Estaban vendiendo pulseras de “livestrong” a $100. Estuve a punto de atropellar a quien me la ofreció en el tope de Blvd. Campestre. ¡Esa pulsera se vende a 1 dls. y es para recaudar fondos para la investigación del cancér! Cuando llegué a mi casa, despotriqué, critiqué a la sociedad leonesa, a la costumbre de que lo “in” está en ese tope, etc. Estaba tan enojada que no lo publiqué de inmediato. Guardé el archivo y frecuentemente lo leía, y no me agradaba mucho. Hasta que un día dije, “ok, les parece nice traer esa pulsera, alguien la compro en 1dls. y la vende más cara, perfecto, que quede en sus conciencias elitistas, los fondos se están recaudando”. Y así, nunca publiqué mi escrito, ni perdí cuantiosas amistades leonesas.

Estas ideas etéreas las defiendo. Es más, defiendo todo, mis ideas, mis pensamientos, mis escritos, me pertenecen. Si publico, si comparto, todos sabemos que es circunstancial, terapéutico y divertido. Pero son dos procesos, el de creación y el de compartir. Y yo quiero seguir siendo soy quien dé el clic “publish”.

Intervenir en mi proceso sería interferir, manipular o echar a perder mis tiempos, mi manera de consolidar o desechar ideas. Me disculpo si alguien se siente ofendido porque hago público que no todo en mí es público. Sin embargo, es razón de júbilo reconocer que mis publicaciones son solo una parte de mis creaciones. Que en la línea de producción se están maquilando más ideas. Que en mi hay una agresividad que trabajo todos los días. Que no todo lo que llega a mi cabeza lo escupo. Y que si alguien quiere saber mis secretos, me los pregunte de frente. Cuando alguien lo hace pregunto ¿de verdad quieres saber?, y creánme, a veces la gente desiste a saber.

En fin. Creo, tener derecho.

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