El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

09 agosto 2006

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Noche de sentidos

Al volante, una noche cualquiera de un día cualquiera, recibí el regalo.

Se ha terminado la jornada, no hice mucho, de hecho, solo hice dos cosas. Pero fueron dos grandes cosas. Alimenté el alma con una gran conversación en gran amistad. Y, alimenté el cuerpo con intenso ejercicio. Con saldo a favor, podía haber terminado el día así.

Satisfecha manejo hacia mi morada nocturna. Faltan solo tres bloques para llegar, cuando, respiro algo que me gusta, levanto la mirada y no encuentro estrellas. Están ahí, pero no las veo. Sin embargo, en el cielo está ella. Majestuosa, pura, altanera.

Seguro que alguna vez la vi así. No me acuerdo la fecha. Tal vez fueron muchas veces. No importa. Lo majestuoso no tiene una primera o quinta vez. Solo existe. Me detengo, mi vista no puede sino estar en ella. Mis otros sentidos corroen de envidia y cedo para que tengan lo suyo.

Con el paisaje detenido, sin más música que la noche, me entrego al placer. Cierro los ojos y respiro la frescura de la oscuridad. Disfruto la acariciante paz del no ir, del no venir, de nada, de nadie. Paladeo la caída del caos. Y, más allá de mis cinco sentidos, se alerta uno más. El saber sin conocer, de que esto es y, estoy para ser.

Abro los ojos y ahí está. Un paternal negro cobijando a la luna. Ella, soberbia, humilde, parece que no solo ilumina la noche de hoy, se eleva como si iluminara vidas enteras. Orgullosa, no teme desaparecer. Entonces, recuerdo que, con mi papá, cantábamos Luna, mentirosa luna.

Siete u ocho sentidos ahora están dirigidos a ti, luna. Te los ofrezco porque bien los mereces el día de hoy. Por ti, siento que siento, pienso en los recuerdos, me asombro y amo ser. Me he mimetizado de ti. Parto ahora, majestuosa, pura, altanera, como tú.

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