Esta semana he empezado dos terapias físicas de rehabilitación y una especial con imanes. ¡Harta cosa! A todo le entro con gusto… si ese no es el problema, el problema no es entrarle, sino salirle a las cosas. Resulta que ahora y en adelante queda contraindicada la nadada.
De hecho, la contraindicación es hacia el pasado, y lo peor, es que es muy lógica. Con el cuello lleno de fibrosis, con placa y siete tornillos, el mover los brazos, una y otra vez, arriba, abajo, no es lo mejor. Sea pues… se donan chanclitas panameñas hermosas del cuatro, gorritas acuáticas caquis y googles sin aumento.
Aquí entre nos: ¡Que mala pata! ¡Chingao! ¡Me lleva! ¡Toritoooooooooooo! Amo que amaba amar el agua. Amo que amaba amar hacer algo. Amo que amaba amar y tener lo amado. Me queda la espinita de que haber amado el agua me lleve a amar y hacer lo que siga. Mientras tanto ¡Toritoooooooooooooooo!
O sea, la alberca será solo para jugar con la Charola de pulgas.
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