El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

31 julio 2009

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Arrivals

Pasar la puerta por una sala de llegadas y ver a la gente ansiosa de ver a un familiar o cliente, y que se lleven la desilusión de verme, es sumamente triste para mi. Cuando nadie me espera, es como si fuera yo una "perdedora". Dicha sensación la he aprendido a compensar con una acción graciosa. Simplemente hago como que saludo a nadie que está esperando por mi.

Mi último arribo a casa me hizo comprender algo. Mi acción sólo es graciosa cuando alguien viene conmigo y nadie nos espera. Entonces si me da risa simular que saludo a alguien que está ansioso por vernos. Ayer llegué, llegué a casa y llegué sola. Dos puntos que fueron cruciales.

Llegar al aeropuerto local, que nadie esperara por mi, caminar con toda calma, recordar que ni siquiera en casa alguien me esperara a esa hora o cuatro horas después, me hizo sentir libre, pero también sola. Al momento comprendí que debo empezar a sentirme cómoda con eso, diría mi madre: es mi nueva realidad.

No más saludar a extraños al arribar a nuevo puerto, no más pensar en que es diferente a antes. A sentir, a desmenuzar las nuevas sensaciones. Toma tiempo, pero ayer no me fue tan mal. Ni una lágrima solté solo dije "owch" al sentir que se me levantaba un pellejito del corazón. La próxima vez, me irá mejor.

25 julio 2009

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No creo

No creo en el amor, aquel que se dice eterno y resistente. No creo en algo estable en esta vida tan inestable. Todo se mueve por la inercia, todo se debe mover.

Nada es eterno en este mundo de inmortales. Si hay muerte total, entonces, existe la posible muerte en las cosas que hay en la vida.

Nada es resistente en este mundo frágil. Todo tiende a romperse y necesita voluntad para sostener juntas las posibles partes.

Ningún presente es igual al pasado. Ni ningún futuro es igual al sueño existente. Nada sobrevive como si el tiempo fuera quieto. Nada se siente igual, como si la piel no envejeciera. Nada se empieza a sentir, cuando el alma está cansada de romper sueños.

Nada se vuelve nada cuando no hay fe en que el amor, de verdad, existe.

NOTA: Fotografía tomada en un bosque que visitamos en los alrededores de Skehenneranky.

23 julio 2009

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Tengo piojos

En realidad solo es uno, es electrónico y cibernético. Es pequeño, cargable con una mano y ha venido a seguir con la misión que la cuaresma dejó inconclusa.



Ayer llegó en una cajita más chica que las que se usan para una rosca de reyes para 6 personas. Busqué enérgicamente si entre cable e instructivos viniera, de pura casualidad, la inspiración. Pero no, no viene, pero esa es otra historia.

Nótese el tamaño del piojo, no por nada se le nombró así. Lo presento junto a mi maravillosa ipod que desde noviembre me tenía enamorada, pero que durante estos días sin laptop se portó como una heroína, permitiéndome seguir online con el mundo y onphone con mis cariños.


Tomé varias fotos en las que me reflejaba con la cámara fotográfica en mano, y con mi otra mano en la pantalla, para que el lector viera lo pequeño que es el piojo. ¡Pero! Al momento de revisar las fotos caí en cuenta lo inútil que sería mostrar dichas imágenes. Mis manos de tamal no son buena referencia para mostrar el tamaño "normal" de nada.

He vuelto y vengo cargada de emoción, demasiada tal vez, así que pongan una coladera de escepticismo para que lean tranquilamente mis siguientes entradas. Sobre aviso no hay engaño.


14 julio 2009

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Terminó la misión de la cuaresma

Cualquiera hubiera previsto que, cuando la cuaresma fuera más una maceta que una laptop, yo me derrumbaría. La vida y las Dioscidencias hacen que no me invada la pena. Por estas fechas, hace dos años, la cuaresma fue a parar al hospital. Cuando volvió estaba con la mente en blanco, lo que significaba que había perdido, entre mil documentos más: los primeros dos o tres capítulos de la tesis de neurociencias, música, fotografías y emails. En esa ocasión también fue prudente la cuaresma. Colapsó en medio de otras pérdidas realmente importantes. Como sucede ahora.

Despedirme de los primeros capítulos de dos novelas inconclusas y tener que sujetar con mi mente imágenes que se fueron al limbo de la tecnología, son las menores de las tribulaciones del momento. Ahora es momento de decir gracias y adiós a una vida compartida, a una sonrisa que cada día se volverá más y más ajena. Son cosas que pasan y que deseamos que pasen para bien de todos.

Melancolía se respira en el ambiente. Melancolía y silencio hasta que llegue el piojo que tratará de no ensuciar la ahora muerta memoria de la cuaresma. El resto lo cura el tiempo y se lleva mejor con Santa Mano sujetándome fuerte.