Aprendí y heredé cosas de él. Se que mi trato con gente que trabaja conmigo tiene su influencia. La simpleza y ocurrencias algo mías tendrán algo que ver con lo carrilla que era el. El porte ¡por supuesto! jajaja ok, no, ese no, ni su inteligencia saqué.
Para mi siempre habrá dos papás, el que vivió su vida intensa y el que sobrevivió durante más de una década a un cruel deterioro. Al primero lo amé, lo respeté, lo juzgué y lo volví a amar. Al segundo no recuerdo, porque en ese mismo tiempo yo sobrevivía a su mismo deterioro, con el temor constante de perderlo.
Al tiempo, a siete años de haberle dado permiso de partir, ambos padres se comulgan en uno sólo, en algo más sencillo: querer un abrazo de él.
No necesitó, ni necesita estar físicamente para quererle y para aprender lecciones que dió con sus aciertos y con sus errores.
Lo extraño y suelto lágrimas. Luego, lo imagino entero, sonriente, caminando, comiendo, ¡cantando!, y sonrío.
