El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

08 abril 2007

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Louvre



Estuve ahí otra vez. Ahora no fue visita virtual, estuve ahí, mi cuerpecito ocupó su espacio, mis piecitos subieron y bajaron en él, y mis ojitos brillaron de emoción. Tanta cosa junta. Tanta cosa creada en tanto tiempo, por tanta gente, tantos pueblos, existentes y desaparecidos. Todo ahí puesto para mi y los que vayan.

Me parece que reventaré de tanta belleza. Quisiera fundirme en estas piedras, evaporarme de ellas con un toque de belleza y eternidad.

¿Qué que fue lo que más me impresionó?... Ahí va….

Los griegos

Con la belleza de músculos y la perfección de los pliegues en la ropa. Todo en bronce o mármol. Imagino el esmero para esculpir la nariz y las ondulaciones de pelo, de cada obra.


Los egipcios

Relieves que me cuentan la historia. Esplendor de vida y, aún más, de muerte. El maquillaje de sus ojos. Su jerarquía. Por ejemplo, las tumbas, como arte funerario, pertenecieron primero al rey, luego, a todo aquél que pudiera pagar por ello.

La momificación de sus muertos, impresionante, es para mantener el cuerpo, y para que con ello, se permita la comunicación de quien murió, con los vivos. En los ataúdes, se marcan los símbolos de los dioses que protegerán a éste, en los peligros del más allá.


Sus visitantes

Louvre tiene mucho del pasado, pero une en un solo lugar, al presente. En sus pasillos hay familias completas. Padres que simulan enseñar lo que ellos mismos aprenden. Parejas con cara de disgusto; han discutido sobre la ruta a seguir.

Pinturas

El vestido de flores de lys y perlas, que lleva Marie de Médicis, Reyna de Francia, en el retrato que le hizo Franz Pourbus.

El sol de Claude Gellée “Le Lorrien”

Los fondos oscuros de Valentin de Boulogne “Le Valentin”. Con ese efecto, me parece dramática cualquier fiesta o reunión que represente.


Esculturas francesas

Escultores franceses formados en Italia. Sus obras me recuerda los pliegues de ropa y la musculatura de los griegos. Son más pudorosos. Las esculturas, de manera accidental, se alcanzan a cubrir.


La Fama

Al dar con ella, por detrás, me pareció el símbolo de la libertad. De esa libertad que tanto añoramos. Si bien, el mundo ha ido reduciendo la esclavitud, el privar al cuerpo de la libertad de acción, aún no tiene la libertad de creer, de pensar.


Algunos nacieron esclavos y nunca supieron que había una forma de vida lejos del yugo. Me pregunto ¿qué camino desconozco que existe?

No alcanzo la libertad de esos caminos porque no sé en donde puedo tomarlos, es más, ni siquiera sé si existen.


La Diana y El Ángel


Tumba de Philippe Pot

Caras esculpidas completamente, sin embargo, ocultas con capuchas de piedra. Creí que eran monjes, quizá por eso me impresioné, sentí miedo.

Siempre he tenido temor a las caras ocultas, ya sea por un sombrero (presente en mis pesadillas de mi infancia), danzantes disfrazados o monjes con capucha.


Los curadores de Louvre

Estoy segura de que los mejores curadores del mundo, han trabajado para éste museo. Han encontrado la luz, el piso y fondo idóneo para cada obra.


Cupido y Psiché

De Antonio Canova. Arrebata la atención. Es tan evidente la acción única que representa. La mente, el alma, rescatada por el amor. Es el deseo egoísta que domina en nuestra vida. Que un ángel alado del amor venga a rescatar a la desfallecida psiqué.

Si los que vemos la representación de Canova, nos conmovemos, me pregunto ¿Cuáles serán los sentimientos de los protagonistas? ¿Por qué el amor decide reanimar a la mente? ¿Ella se lo pidió? O es que, desfallecida ésta, significa su propia muerte y por eso la rescata por cuestión de sobreviviencia. O es un juego eterno. El ir y venir del amor. Un juego, que divierte, tanto a un sádico amor, como a una masoquista alma.

No lo sé. Las miradas representadas parecen tan auténticas, tan llenas de entrega. Se percibe tanta pasión que, parecería, cada vez que el amor rescata a la mente, ésta siente que vuelve a nacer.


La Gioconda

En el salón donde vive, empequeñece aún más, pues las paredes engalanan grandes y majestuosos lienzos, casi siempre con un tema cristiano.


Estoy segura que me quiso decir algo. Me miró y parecía que tenía, justo para mí, un mensaje. Me moví del centro a la izquierda y abandoné la sala por la derecha y, ella seguía mirándome. Supongo que no quiso darme el mensaje porque había mucha gente. Estoy segura que no podré verla nunca a solas. ¿Acaso volveré al Museo de Louvre en nueve años y la Mona Lisa seguirá aprisionando mi mensaje?

3 comentarios:

  1. Pily, me da mucho gusto oirte contenta y feliz, me maravilla la forma tan distinta y detallada que tienes de ver las cosas, por gracia de Dios yo tuve la misma oportunidad de conocer el museo, pero estoy seguro que no lo disfrute tanto como tu. Que envidia y que padre. Felicidades saludos.

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  2. Pues entonces hay que volver y dejarse consentir. Tienes alma de arte, tal vez solo es cuestión de darle tiempo a la belleza para que te envuelva.

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  3. ¿ESTABAS LLENA DE VIDA? NO MAMEEEEEEEEEEEEEEEEEEES. Sigues llena de vida. Ya quiero ver a todos nosotros haciendo la mitad de lo que tú haces ahora, con todo y el dolor, con todo y el cansancio.

    ¿Viste el hipopótamo azul que te platiqué? ¿Te acuerdas de ese debraye? jejeje.

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