El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

07 noviembre 2007

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Gracias de corazón completo y festejado

Queridos radioescuchas…. Lo de lectores no me gusta porque es como muy parcial, como echar ojo a lo escrito y ya. Y no, lo que a veces escribo no es para solo informar, sino para sentirme escuchada y pues ni modo que diga yo: queridos lectorescuchas… no, no suena. No me gusta.

Pues bien, ayer fue mi cumpleaños y quiero compartir algunas apreciaciones.

Fue un día de córrele. Desde temprano acomodando las últimas cositas sobre mesas. La Ridis vino en ayuda con “bomba” y medicina en mano para la festejada. A penas me salía de bañar y llegó la Marce… luego ya fue una entradera y salidera de gente amada.

Son 33 años, edad a la que varias veces dudé en llegar, y pensaba, que de hacerlo, me iba a intrigar si es verdad que es la edad de la sabiduría. Un día más de esa edad y yo me siento cero sabia. Eso si, me siento haita de dicha. Recibí abrazos pendientes, visitas maravillosas inesperadas, gente que siempre ha estado y estará. Ora si que, viví para contar que festejé mis treinta y tres.

Con coca-light festejamos mi regreso reciente y mi partida próxima. Festejamos años de amistad. Festejamos la familia tan chula que tengo. Festejamos que camino tiesa pero libremente. Que la vida me ha dado mucho y que mis brazos no alcanzan para abrazar tanto. Y hoy, descubrí algo maravilloso… festejamos mi desapego material.

Ayer Héctor me preguntaba sino sentía feo el deshacerme de mis cosas. No, no siento feo. Y no es porque sea una desapegada natural. Sino que por un año dejé de ver, de sentir, de tener esas cosas. Sabía que estaban ahí, en cajas, empacadas, que eran mías. Ahora, solo siento que pasan a manos de alguien que las va a cuidar y apreciar quizás más que yo.

Y lo que nunca, mis libros, mis tesoros, de los que decía, iba a construir una gran biblioteca, también se están yendo. Nada ganan guardados, nada ganan, siquiera embelleciendo mi soñada biblioteca… si algo me dieron, ¡gracias! y que sigan su camino y sigan dando a alguien más.

Eso si cambió en mi, ¿yo? ¿Vender mis libros? ¡Jamás! Pues ahora si, los vendo y los entrego con gusto, diciendo lo bueno y no tan bueno de ellos y, haciéndolo, soñé un nuevo sueño. Tener un lugar donde venda libros leídos por mi. A pesar de mi memoria cucha, creo que de cada uno, puedo recordar lo brillante.


Así pues, fue un día muy festejado y hoy festejo el festejo de ayer. Gracias por estar aquí conmigo. Hablaste, me mandaste mensaje, me escribiste, me pensaste o me visitaste. De cualquier manera que te hayas hecho presente, estuviste aquí, conmigo, sin estar contigo y ni siquiera estas tú…. O algo así, diría Arjona.

Gracias

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