El blog de Pucca está en obras. Vuelvo pronto, ya casi queda

07 marzo 2008

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Payasito

-¿Qué si vamos hoy al circo? ¡Uts! El circo me pone triste.

-¿De verdad? No sabía. Tal vez porque hay ¡payasitos!

- No me molestes.

Tse. Ir al circo siempre me generó angustia y tristeza. A ciencia cierta no sé por qué. Tal vez ahí nunca me tocó la diversión. Todo se me hacía muy pobrecito. Las sillas, la tierra y los animales enjaulados me angustiaban. Lo de los payasitos, es otra historia, al menos hasta hoy, creía eso.

Resulta que la canción de Enrique Guzmán “Payasito” me mueve… es más me agarra de un tobillo, me levanta cinco metros y, de cabeza, me zangolotea hasta sacarme la última lágrima que resida en mi. Tal es mi efecto, que no es necesario escucharla, con que me la recuerden, es suficiente para llorar. ¡Ah claro! y ese talón de Aquiles es utilizado para echarme carrilla, por eso hoy me contestaron así: “porque hay payasitos”.

Me parece tan real eso de tener que reír a pesar de tener una tristeza, un desamor, un abandono a cuestas. Guzmán le recordaba: “tienes que sonreir, sonreir, payasito”

...

Para ella eres un pobre payasito,
la haces sonreir si triste está,
escondes tu penar,
en el fondo de tí,
para que no te vean llorar.
Tienes que sonreir, sonreir, payasito,
piensa bien que ella tí su amor, no te dará,
su destino ya está,
para siempre marcado,
payasito, su amor no te dará.

....

¡Ay ay ay! A poco no es tristísimo pero real. Al menos así creí, por muchos años, que se trataba la vida, de sonreir para que no te vean llorar. Supongo que estuvo bien, creer eso me trajo muchos momentos felices y lo volvería hacer. Luego, más grandecita, entendí que no se trata de ser para los demás, a pesar de mi misma. No es necesario ocultar lo que siento para que me quieran. Se vale también que me vean llorar, que me conozcan tal como soy. Al fin al cabo que me quieran o no, será algo mucho más autentico, a si soy divertida o no.

¡Chale! Y todo por invitarme al circo. No sé que fue primero, si la angustia del circo o el llanto con la canción. El chiste es que el circo me pone triste. Hace unos meses, en León, hubo un circo y me ofrecí a llevar a los hijos de mis amigas… creí que era un buen momento de reconciliarme con ese ícono de la niñez. Por desgracia, nadie se apuntó y no libré a nadie de sus niños por una tarde, ni yo me reconcilié con el circo. Tal vez aún no es tiempo.

Para aquellos que quieran conocer o solo disfrutar a un Guzmán jovenzuelo y ésta canción que les cuento… les dejo el video ¡que maravilla es el youtube! Véanlo si quieren, yo ni máiz que lo veo, si de escribir esto ya eché dos tres lágrimas, de wey le entro. Pues ya está… este post tiene especial dedicación para mi familia que nunca se explicó porque lloraba con esa canción y para todo aquel maldoso que se le ocurra usar la información de este blog en contra mía.

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