¡Listo!

¡Delicioso! Fue todo un éxito la ida a nadar. ¿Viste la foto de la alberca en mi post anterior? Justo ahí fui a nadar. Es peque, no es deportiva, es recreativa. Para los fines funciona perfecto. Alcanzo a dar sólo doce brazadas. Osea, uno-dos-tres, respiro, uno-dos-tres, respiro, uno-dos-tres, respiro, uno-dos-tres, respiro... y ya, llegué al otro lado.

Repito, por ahora esta más que bien. Ya veremos si en un año estoy nadando en la olimpica de la Universidad de Limerick. Di ocho vueltas y aunque me daban ganas de seguir, prudentemente paré.

Lo que si no estuvo de diez, fue el baño. O soy una india o el sistema de ahorro de agua de la regadera es un asco. Le puchas y en lo que levantas los brazos, se cierra. Y otra vez hay que pucharle. Repito, igual y no le hallé. El chiste es que más me cansaba la puchada, así que a lo que iba y salí.

De regreso a la casa, disfruté del río mientras pelaba una naranja que me llevé. Ahora estoy en gran paz, pensando que haré de comer, mientras veo a La Tesorito cantando en Hoy.

Merezco unas fanfarrias de esas que hace Falazexy. Ahí te encargo amiga, ponte una máscara de luchador para cuidar tu identidad y graba unas fanfarrias para mi. La vuelta al agua, el éxito de la nadada y que mi corazón recupera la ilusión y la paz que sólo debajo del agua logro.